A la hora de diseñar la obra o reforma de una oficina es habitual establecer una serie de prioridades, aquellas en las que invertiremos más tiempo y dinero para que el resultado sea óptimo. Al mismo tiempo, otras cosas caen en esa lista, y terminan utilizándose soluciones más baratas y rápidas que nos permitan cumplir con las necesidades mínimas o, simplemente salir al paso.
Este suele ser el caso de la iluminación, que generalmente queda en la cola de la lista de prioridades frente a otras como el mobiliario o tecnología para oficinas. Sin embargo, un diseño de iluminación hecho a medida para nuestra oficina es fundamental para la productividad y la salud de los usuarios.
En el post de hoy, hablaremos de la importancia de tener un diseño de iluminación bien definido y te traemos algunas ideas y consejos para la iluminación en oficinas. ¡No te lo pierdas!
La importancia de la iluminación: ¿por qué iluminamos?
Antes de comenzar a planear y diseñar, es bueno preguntarse: ¿por qué iluminamos? Una respuesta obvia a esta pregunta, y la más importante, es simple: para ver. El problema es si iluminamos solamente para ver o si lo hacemos para ver de la forma más eficiente posible.
Es necesario añadir una segunda: ¿para qué iluminamos? No es lo mismo planear la iluminación de una tienda, de un bar o de una oficina. Cada espacio está configurado de una manera distinta y sus usuarios, aunque sean los mismos, lo utilizarán de formas muy diferentes.
Por ejemplo, en un restaurante pueden primar iluminaciones más tenues y cálidas, que generen un ambiente confortable y que nos permita ver a las personas de nuestra mesa con nitidez. Por otro lado, un local comercial o una tienda de ropa debe tener una iluminación más neutra e intensa, que haga destacar los colores y formas de las prendas.
Cuando planeamos la iluminación de una oficina debemos tener en cuenta no solo factores como la intensidad y la temperatura de la luz, sino qué funciones van a desarrollar los usuarios en ella y cómo es el espacio en el que llevan a cabo sus tareas.
¿Cómo afecta la iluminación al rendimiento?
Una mala planificación de la iluminación puede perjudicar gravemente la productividad y la salud de los usuarios. Es evidente que uno no trabaja igual a una temperatura ideal, en una silla cómoda y funcional, y con la iluminación necesaria que si no tiene ninguno de esos elementos. Sin embargo, cuando uno falla, los demás pueden no ser suficientes para compensarlo.
La iluminación, si no es adecuada, puede ir asociada con problemas de salud, especialmente referido a trastornos de la visión, como la fatiga visual. Este tipo de problemas se ven agravados por la constante exposición a pantallas, tanto en el ámbito laboral como el personal, y pueden evolucionar en cansancio, dolor de cabeza, estrés y patologías más graves.
Todas estas afecciones afectan directamente al rendimiento laboral, pues surgen o se ven agravadas cuando estamos en un entorno de trabajo que no se adecúa a nuestras necesidades, lo que hace que tengamos que parar más a descansar o lo hagamos de una forma más lenta.
Por ello, es imprescindible planificar la iluminación de forma que se adapte a las características de cada puesto de trabajo.
Algunos tips a tener en cuenta para iluminar nuestra oficina.
Aprovechar al máximo la luz natural.
Siempre que podamos, debemos aprovechar la luz natural. Esto nos ayudará a consumir menos energía y al no apuntar de forma directa es más suave para la vista. Es importante contar con equipamiento para difuminarla y atenuarla, como cortinas y estores, ya que en algunas épocas del año o momentos del día puede ser molesta. Los colores de las paredes también afectan, pues los colores claros, como el blanco, ayudan a distribuir la iluminación de forma homogénea y suavizarla.
Distribuir los puntos de luz uniformemente.
Para que la iluminación resulte lo más natural posible debe estar distribuida de forma uniforme en todo el espacio de trabajo. Debemos evitar poner los puntos de luz muy separados, ya que crean zonas oscuras. En caso de ser necesario, contar con una lámpara de escritorio en cada puesto puede ser útil.
Utilizar luz blanca.
La luz blanca es la más parecida a la luz natural, así que es la menos dañina para la vista. Una buena opción son las bombillas LED, ya que, además, producen un gasto energético mucho menor al de las incandescentes.
Controlar la intensidad.
Los controladores de presencia, así como los programadores de iluminación, que hacen que las luces se enciendan y apaguen automáticamente según las necesidades, son un must en nuestra oficina, ya que nos ayudan a controlar el gasto energético.
De la misma forma, si queremos que la iluminación pueda adaptarse a las necesidades concretas de los usuarios de nuestra oficina, la instalación de controladores de intensidad puede ser nuestra gran aliada. En caso de que esto no sea posible, instalar bombillas de baja intensidad y compensarlas con luces de apoyo es preferible a que la iluminación sea excesivamente intensa.
Conclusión.
Esperamos que estos pequeños tips te ayuden a planificar y diseñar la iluminación de tu oficina para mejorar el rendimiento y el bienestar de tus empleados.
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