Hoy entrevistamos a Darío Fernández, ingeniero civil de profesión, ilustrador de vocación.
Como buen ingeniero, las perspectivas y las imágenes espaciales forman gran parte de su portfolio más técnico, pero son sus dibujos artísticos los que logran transmitir sentimientos y estados de ánimo más allá de las palabras.
«A todas las obras volvería para seguir disfrutándolas,
para añadir o aportar la experiencia o motivación que crees que faltó,
a todas les he dedicado ese yo que las hace especiales»
¿Cómo describirías tu trabajo como artista plástico?
Creo que es una mezcla de ensoñación y detalle en lo minucioso.
¿Cuál ha sido la evolución?
Me decidí por el dibujo y la ilustración por el grado de detalle que me permitían: tintas, lápices, bolígrafo, cretas, carbón, etc… Disfrutaba con las fases de lograr transmitir de forma gráfica un sentimiento, una situación, una imaginación o un estado de ánimo.
Siempre hay una primera vez para todo ¿Cuál fue tu primera Obra?
Siempre guardo un recuerdo especial del dibujo que precisamente mejor define ese momento, …en el que ensimismado, buscaba en el fondo de mi taza, en mi estudio, perdiéndome en los posos del café. llamé a la obra «El Desayuno». Aquello fué un momentazo … y después un reconocimiento a mi trabajo.
Siempre hay una obra favorita para cada Autor ¿Cuál es la tuya?
Todas forman parte de uno hasta tal punto de no poder elegir. A todas volvería para seguir disfrutándolas, para añadir o aportar la experiencia o motivación que crees que faltó, a todas les he dedicado ese yo que las hace especiales. Incluso en alguna he degradado tanto el papel hasta llegar a disolverlo. Mis obras más entrañables fueron las que se gestaron en aquel estudio del que salieron cómics, cuadros, carteles, como «El Intruso».
¿Qué es lo que consigue inspirarte a la hora de crear una nueva obra?
Pues es como el vértigo de creer haber visto pasar algo… puede ser una imagen, o una historia, real o no. Y entonces lo anotas, o creas un boceto, y ya no puedes parar.
Como ilustrador y dibujante, inició de forma autodidacta su afición, dando sus primeros pasos en el mundo del diseño e ilustración en los años 90, desarrollando y compaginando esta vocación con su trabajo de ingeniero.
Darío cuenta en su haber con algunos reconocimientos, pequeños pero sinceros, como a él le gusta afirmar, que han marcado su devoción por este mundo alternativo. En el mundo del cómic ha participado en varios certámenes, obteniendo algunos reconocimientos que guarda con especial sentimiento.